En la estructura química del cuerpo humano el agua es un componente fundamental. Se calcula que entre el 65% y 70% de nuestro cuerpo es agua. Si tenemos en cuenta la estructura física y los mecanismos biológicos que sostienen el dinámico proceso de al vida, podemos afirmar que nuestro cuerpo es un complejo sistema de contención, cuyo principal objetivo es mantener, o no permitir que se escape toda esa nutritiva masa de agua.
El agua del mar tiene la misma composición que nuestra sangre. Los alimentos que ingerimos habitualmente también poseen grandes porcentajes de agua, por ejemplo las salchichas tienen un 56% de agua, las papas un 80%, la leche un 90% y los tomates un 95%. Aun así, a pesar de eso los seres humanos necesitamos ingerir aproximadamente dos litros de agua por día para garantizar el buen funcionamiento de nuestro organismo. Ante estos datos no podemos dejar de evidenciar sorpresa, pero con solo leerlos y reflexionar unos minutos, entendemos que algo que para la mayoría de la gente, en la mayor parte de los casos es simplemente un instrumento de naturaleza, se vuelve infinitamente esencial. Esta maravillosa revelación, nos abre al mismo tiempo muchisimos interrogantes y fascinantes metáforas, que van mas allá de la necesidad concreta de agua que todos reconocemos en una situación primaria.
Cualquiera puede deducir lo que ocurriría si el agua nos faltara, pero que pasa si la calidad del agua no es la adecuada. En principio, si nos planteamos que los hombres son esencialmente agua, podemos decir que la calidad orgánica del hombre también se deteriora.
Gentileza "El agua" de Osvaldo Mercuri.
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